< LA TORRE MAYOR (1623); LA TORRE DE LA COSTA (1651); LA TORRE ALTA (1668); LA CASA ALTA (s. XX)>
AUTORES
Rafael Pérez Jiménez
Área de Arquitectura. Diputación de Alicante
Elia Ortuño Terres
Arquitecta
Fernando Vilaplana Vilaplana
Arquitecto Técnico
Josep Torró Abad
Universidad de Valencia
Pasqual Costa Cholbi
Arqueólogo
José Luis Navarro (Cota Cero)
Diseño gráfico
La historia del municipio de La Torre de les Maçanes se halla indisolublemente vinculada a su monumento más singular. Situado en la calle del castillo y conocido a través de los tiempos con diferentes denominaciones, el edificio de la torre continúa destacando en el perfil urbano de Torremanzanas.
Se trata de un conjunto fortificado medieval edificado a fines de la época musulmana (siglos XII-XIII) para la protección de los habitantes de la alquería de Iri, denominada por los conquistadores cristianos como Torre de Maçanes (1246). Entre los años de 1380 y 1382 se realizaron en el edificio grandes reparaciones por orden de la reina Sibil·la de Fortià, mujer de Pedro IV de Aragón, el Ceremonioso. La torre, de 10 metros de lado (22 codos de 45cm) y unos 15 metros de altura, estaba cercada por una muralla (cortig) de la que se conservan restos del lienzo oriental. En el interior del recinto existían varias dependencias y, probablemente, una mezquita.
En 1246, por voluntad de los señores cristianos venidos con la conquista, la alquería de Iri cambia su denominación por la de Torre de Maçanes. La sustitución toponímica comporta la imposición de un nombre nuevo de carácter descriptivo que alude a un elemento identificable. El término “maçana” es común, en la Edad Media, a las lenguas romances de los conquistadores (catalán, aragonés, castellano), como también su significado: ‘manzana’.
Los cuatro muros que configuran las fachadas de la torre, junto al muro exterior que se mantiene en el este de la parcela son los únicos elementos constructivos originales que se conservan. Están fabricados con la técnica del tapial.
En 1989 la familia Rovira, propietaria de la torre desde 1670, donó al municipio de Torremanzanas el edificio y su parcela.
Tras muchas intentonas y escritos del ayuntamiento a otras administraciones, con la petición en 1993 de incoación de expediente para la declaración de BIC por en medio, finalmente, la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano gestionó el “Proyecto Básico y de Ejecución de Recuperación, Restauración y Consolidación de la Torre Mayor”, redactado por el arquitecto D. Pascual Giner Ginestar.
Con financiación de la Generalitat Valenciana, las obras de restauración de la Torre comenzaron en septiembre de 2006, finalizando en julio de 2009.
Aquella intervención se centró en el edificio de la Torre, cuyas estructuras de entramados se hallaban en estado de ruina, y fue acompañada de excavación arqueológica en su interior y en el perímetro de sus muros. La actuación de “Recuperación, Restauración y Consolidación de la Torre Mayor”consistió básicamente en:
– Excavación arqueológica y registros documentales.
– Demolición controlada de la cubierta y los entramados, escaleras y soportes interiores.
– Consolidación de los muros resistentes de las cuatro fachadas, cerrando los vanos que se consideraron conveniente (las puertas que se habían abierto cuando funcionaba como vivienda y ventanas).
– Construcción de una nueva estructura de división vertical interior con losas de hormigón (sustituyendo a la de entramados de madera de la vivienda y en su misma posición), apoyadas en los muros de fachada y en un soporte (pilar de sección cuadrada) situado en el centro de la planta.
– Reconstrucción de la cubierta (tejado a doble vertiente).
– Construcción de la escalera de acceso a la Torre por uno de los vanos existentes en su fachada Sur y construcción de las escaleras interiores de comunicación entre plantas, así como la instalación de alumbrado interior.
Las primeras actuaciones arqueológicas se llevaron a cabo en 2006, con motivo de la intervención arquitectónica efectuada en el edificio, y estuvieron a cargo de Rubén Vidal. Se excavó el interior de la torre, donde no fue posible registrar depósitos de interés, ya que la totalidad del subsuelo estaba formada por una remoción con rellenos modernos. Pudo documentarse, no obstante, la presencia de un muro de carga central, dispuesto de norte a sur.
Los trabajos de Musealización
Durante 2010 y 2011, la Diputación de Alicante, con la colaboración del Ayuntamiento, concluyó la puesta en valor del monumento mediante trabajos de investigación arquitectónica y arqueológica, la museografía interior y la adecuación del espacio exterior, acondicionando el conjunto para la visita pública. Estos trabajos de musealización de la torre y su entorno permiten, por una parte, aproximarse a los contenidos documentales que se exponen en los espacios interiores y, por otra, contemplar a través de un recorrido exterior las estructuras recuperadas de la fortificación original.
Con el objetivo de llevar a cabo la musealización de la Torre de Masçanes, y así completar y culminar la puesta en valor iniciada por la Generalitat Valenciana, nuestra toma de contacto con el monumento debía necesariamente pasar por el estudio del proyecto de restauración, sus condiciones de partida (estado previo a la intervención) y el alcance de las obras realizadas entre 2006 y 2009.
En 2011 se realizó la segunda excavación tras la realizada en 2006, esta vez dirigida por Pasqual Costa y Josep Torró, con el propósito de identificar las estructuras existentes en el entorno inmediato de la torre. La apertura de siete catas y una zanja permitió poner de manifiesto la presencia de un muro perteneciente a la cerca (cortig) que envolvía originalmente la torre. El tramo existente, de 24 m de longitud, discurre sensiblemente paralelo a la fachada oriental de ésta y presenta dos ángulos en sus extremos; el situado al norte es recto (90º), mientras que el meridional, apenas insinuado, definiría un cierre oblicuo, de unos 125º. En el ángulo septentrional se apoya un muro que no pudo excavarse en su totalidad y que prolonga el anterior en dirección norte; corresponde sin duda a una ampliación del recinto original, aunque de época no muy posterior.
Se registraron, asimismo, evidencias discretas de estancias adosadas internamente a la cerca, estructuras y rellenos asociados, con algunos materiales cerámicos datables genéricamente al final de la época andalusí (entre los siglos XII y XIII). Los trabajos arqueológicos de 2011 facilitaron, también, la recuperación de los restos de las instalaciones de un lagar (cup y cubella) para la producción de vino, adosado a la cara norte de la torre y fechado probablemente a inicios del siglo XVII.
Los trabajos para culminar la puesta en valor del edificio comprendieron una actuación en el exterior, que consistió básicamente en:
– Facilitar el acceso de los visitantes, y acondicionar la visita a los elementos preexistentes de su entorno inmediato.
– Derribar una caseta construida por un particular en la propiedad.
– Reconstruir el perfil anterior del terreno, modificado por el desmonte provocado por la construcción de un vial de acceso a las propiedades colindantes.
– Documentar y consolidar los restos constructivos adosados a la torre en su cara norte, adscribibles a una instalación tipo “cup”, compuesta por una cubeta, y pertenecientes a la función doméstica del edificio.
– Documentar el muro existente en el lado de levante perteneciente al cerco defensivo de la fortaleza.
Los trabajos en el interior de la torre han respondido al objetivo de convertir el edificio en museo de sí mismo, soporte de la museográfica de los contenidos exigidos, haciéndolo accesible al visitante:
– Tras la observación de los espacios interiores, cuyos muros dejan a la vista restos muy bien conservados de las fábricas originales, optamos por no apoyar elementos del contenido informativo (paneles) sobre sus superficies, es decir, desarrollando una lectura de la museografía perimetral a la planta. Por ello se proyectó la ejecución de un soporte contenedor de toda la información, documentación y elementos del contenido museográfico, dispuesto en la zona central del espacio, alrededor del pilar estructural.
– Además de la documentación histórica que se iba investigando y aportando, y del estudio del proyecto y las obras de restauración que se habían realizado, el análisis constructivo del edificio resultaba una tarea imprescindible para mejor conocer la arquitectura de la torre en su origen.
– Los elementos de la construcción que más nos interesaría observar y analizar eran los componentes y configuración de su estructura (los muros de tapial, entramados horizontales, etc), los vanos (puerta de acceso, aspilleras y ventanas) y las escaleras de comunicación entre plantas.
Así mismo, la averiguación del paradero de las dos hojas de una robusta puerta, que había sido desmontada del lugar donde se hallaba en la torre, y que afortunadamente se conservaban en un almacén del ayuntamiento, nos ofreció la posibilidad de materializar la hipótesis de la ubicación de la entrada original del edificio.
Los capítulos en que se estructura el contenido museográfico son los siguientes:
– Introducción a la vida e Historia de Torremanzanas (audiovisual).
– Arqueología y yacimientos del municipio.
– Torremanzanas (topónimos, historia, territorio, población y actividades).
– Los usos de la Torre y sus propietarios conocidos.
– La Construcción de la Torre (arquitectura y trabajos de restauración)
– Colección de etnografía e imágenes de la localidad.