Reuniones Científicas en el MARQ

Urbanismo y arquitectura en las ‘pequeñas ciudades’ de Hispania

El urbanismo y su desarrollo

Urbanismo y arquitectura en las ‘pequeñas ciudades’ de Hispania

Los organizadores del congreso me piden que plantee un análisis de los patrones y formas de organización urbanística y de la arquitectura desarrollada en un tipo concreto de entidades urbanas que en el propio título del evento se definen a la par como Small Towns y como realidades urbanas de la Hispania romana. Antes de intentar concretar qué ciudades son susceptibles de analizarse desde esta óptica, el uso del concepto Small Towns requiere dirigir nuestra mirada al ámbito anglosajón para entender el contexto en que se emplea y determinar si es extrapolable al ámbito peninsular ibérico, y determinar si este tiempo de conceptualización es aplicable a nuestro ámbito de estudio.

Entiendo que los organizadores del congreso pretenden redefinir y dar un nuevo enfoque al problema de las ‘ciudades pequeñas’ en Hispania, un territorio muy romanizado y marcado por el signo del urbanismo como fenómeno profundamente arraigado en su solar desde época protohistórica, y de forma particular en los territorios meridionales y de la fechada mediterránea. Los organizadores del congreso destacan tres rasgos definitorios de estas ‘pequeñas ciudades’, independientemente de su estatuto jurídico y funcionalidad: 1) sus dimensiones reducidas; 2) la desproporcionada superficie reservada a edificios y equipamientos públicos y religiosos; y 3) la relativa escasez del espacio privado destinado a viviendas. 

Estas ciudades alcanzaron diversos estatutos jurídicos y el exemplum urbano y arquitectónico de la ciudad clásica romana, conocida en el solar hispano por lo que se ha dado en llamar simulacrae Romae (muchas de rango colonial), fue determinante en ellas en especial a partir de época augustea en adelante. De los casi cuatro centenares de ciudades fundadas en el devenir de los varios siglos de presencia de Roma en la península ibérica, e independientemente de su condición y estatuto jurídico, solo para la mitad disponemos de información arqueológica de mayor o menor calidad, y de estas en torno a las 90 cumplirían uno de antedichos rasgos definitorios, que en este caso es fundamental: su reducido tamaño. En ocasiones se ha señalado que una “ciudad pequeña” hispana podría ser aquella con una extensión de ca. 10 ha o menos. Tras elaborar un primer y sucinto censo con las dimensiones de las superficies aproximadas de las ciudades hispanorromanas conocidas arqueológicamente (unas 200), creo que puede acotarse el rango de las ‘pequeñas ciudades’ hispanas a aquellas con superficie entre 1,5-2 y 12 ha; ello representa el 45% de las ciudades conocidas arqueológicamente y el 22,5% del total de ciudades hispanas. Naturalmente, estas cifras son meramente orientativas, y se incluyen aquí por ser indicativas de la magnitud del fenómeno y del problema objeto de análisis.

El registro arqueológico de en torno a 20-22 de estas ciudades permite un relativo buen grado de conocimiento (o, al menos, suficiente) de su realidad urbanística, lo que permite plantear un análisis de su planificación, topografía urbana y arquitectura; aspectos estos a los que deben sumarse otros vectores como el jurídico y el cronológico, además del contexto territorial y el peso del evergetismo. La muestra seleccionada parece suficiente para un primer intento de análisis de la realidad urbanística y arquitectónica de las ‘small towns’ hispanas, y no parece que si incluyésemos mayor número (por ejemplo, aquellas entre 12-14 ha) las conclusiones obtenidas variasen de manera ostensible.

Dr. José Miguel Noguera, catedrático de la Universidad de Murcia.