Continuidades y rupturas del paisaje urbano en los parva oppida del noreste de Hispania Citerior: el caso del municipium Iluro (Mataró)
El gran número de intervenciones arqueológicas realizadas en el centro histórico de Mataró ha permitido reconstruir los rasgos generales de la evolución de la Iluro romana, desde su fundación ex novo hasta su transformación en una aglomeración rural en los siglos V-VI, de forma paralela a su definición institucional, que la convierte en municipium a inicios del imperio. El estudio de este proceso aporta algunos datos al debate sobre la evolución de la vida urbana en Hispania.
Iluro se funda en el contexto de la reorganización que experimenta el litoral catalán entre finales del siglo II e inicios del I a.C. La investigación reciente sitúa la fundación en la década 80-70 a.C. La ciudad experimentó continuas transformaciones urbanísticas y arquitectónicas entre su fundación y la antigüedad tardía. Estas transformaciones, claramente perceptibles en el registro arqueológico, se deben valorar como expresión directa del dinamismo y capacidad de renovación de una comunidad cívica provincial. En la etapa inicial se define una trama urbana perfectamente ortogonal, pero que experimenta modificaciones en la configuración viaria muy pronto. Hacia finales del siglo I a.C.-inicios del I d.C. se producen algunas actuaciones arquitectónicas importantes que afectan a toda la ciudad. A este momento pertenecen varias construcciones monumentales de las que existe constancia arqueológica o epigráfica y que respondían a las necesidades de una comunidad cívica. En ese mismo momento se data la construcción de domus señoriales dotadas de peristilo. A lo largo del siglo I d.C. se producen reformas en edificios privados, pero no es hasta finales del mismo siglo I d.C. y durante el II cuando se detectan cambios importantes en el paisaje urbano (ocupaciones de espacios públicos y del callejero, abandono parcial del sistema de alcantarillado) y en la arquitectura (expolios de elementos arquitectónicos o decorativos y construcción de nuevas estructuras que deforman la clara articulación inicial entre residencia, representación y otras actividades en la arquitectura de las domus); pero el significado de estos cambios es difícil de interpretar, ya que no responden a intervenciones globales y afectan de forma muy diferente a la arquitectura. Tampoco de dispone de suficiente información sobre edificios o equipamientos públicos concretos de la ciudad.
Las evidencias de cambios urbanísticos y arquitectónicos son más escasas en época posterior, aunque entre el s. II y el III parece actuarse en la zona central de la ciudad con la construcción de un gran pórtico que reutiliza inscripciones de monumentos anteriores. Con todo, la ciudad parece mantener su organización a lo largo del siglo IV. La situación es menos definida a partir de mediados del siglo V. La desaparición del urbanismo original, el cambio de uso de algunos sectores de la ciudad y la distribución de vertederos relacionados con la vida doméstica indican la existencia de un nuevo tipo de hábitat.