Biography
ALICANTE 1510.
UNA REGIÓN VITIVINÍCOLA HISTÓRICA CON LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN MÁS ANTIGUA DEL MUNDO
Dr. Jose Luis Menendez Fueyo
MARQ Museo Arqueológico de Alicante
Director de la Comisión Histórica de la CRDOP Vinos de Alicante
Eladio Martín Aniorte
Gerente de la CRDOP Vinos de Alicante
Alicante ha sido una región vitivinícola histórica en el Mediterráneo con un pasado que se remonta hasta los 3.000 años de antigüedad en los lagares de l’Alt de Benimàquia. Su crecimiento en los siglos posteriores fue enorme, convirtiéndose en un producto estratégico clave que nos hizo conocidos y apreciados en todo el mundo conocido. Por entonces y durante varias centurias, decir Alicante en cualquier lugar del mundo era asociarlo inmediatamente al vino. Desde el Nuevo Mundo, pasando por la vieja Europa hasta el Oriente, más allá de la Sublime Puerta en Estambul, se hablaba de nuestro vino y se consumía con reverencia.
Un vino, fuerte, intenso, sólido y estructurado, de aromas dulces y cálidos, gracias al peculiar terruño de nuestra huerta y a unas excepcionales condiciones climáticas, que generaron un producto que tenemos atestiguado en el territorio alicantino desde el siglo IX a.C., pasando por el mundo ibérico, la época del Imperio Romano hasta llegar a las fuentes islámicas en el siglo XII y que recorrió las cortes de reyes, las mesas de los nobles acaudalados, entró en las casas de los artesanos, y se bebió con alegría en las tabernas de pueblos y ciudades. Decir Alicante era conectar con valores inalterables como la tradición, el buen hacer, la paciencia, el trabajo, el cariño, la sensibilidad, o el amor por un producto bien hecho.
Decir Alicante era asociarlo con un color, como hoy hacemos con el Burdeos. Cualquier persona, por muy lejos que estuviera y aunque nunca hubiera pisado nuestra tierra ni visto sus paisajes ni bebido sus vinos, entendía y relacionaba con nosotros ese rojo intenso y oscuro de nuestras uvas, lleno de fuerza, olor y pasión por la tierra. Decir Alicante era pregonar la excelencia de unos vinos cosechados de forma natural, sin necesidad de fortificarlos, sin alteraciones, donde la excelencia de nuestras uvas, como la monastrell, ofrecían un vino de tan alta graduación y calidad que su transporte en barricas por todo el mundo, no sólo no se alteraba, sino que mejoraba, convirtiéndose en un producto de obligado consumo y enormemente demandado.
Nuestro vino, también el de la Marina Alta, el del Vinalopó o el cosechado en las montañas del interior, siempre estuvo ligado con la ciudad de Alicante, siendo nuestro principal estandarte como hoy lo son el Oporto, el Burdeos o el Jerez. Nuestro puerto concentró buena parte de la distribución de todo el vino alicantino, siendo uno de los motores del crecimiento exponencial de la ciudad de Alicante en los siglos XVI, XVII y XVIII.
Su nombre y su valor resonaban con fuerza en los muelles de los puertos de Londres, Amsterdam, Amberes, Hamburgo, Marsella o Boston, por entonces, los más importantes del mundo. Bodegas inglesas, francesas o italianas utilizaron su excelencia y alta calidad para fortificar sus vinos, más débiles de carácter, y que curiosamente, hoy reconocemos y ensalzamos como grandes marcas históricas.
Fue reconocido como «vi della Chantera» por los comerciantes de la Familia Médicis en la Italia del siglo XV, fue el «Alikant wine» para el exclusivo paladar de la Reina Isabel de Inglaterra en el siglo XVI o fue nuestro «Fondillón» para el rey Luis XVI en la Francia del siglo XVII.
Con él, Shakespeare ganó el corazón de las mujeres en las “Alegres comadres de Windsor” en 1602; Alejandro Dumas esgrimió la espada de su prosa en “El Conde de Montecristo”; Hans Christian Andersen experimentó y disfrutó de las noches españolas gracias a él y nuestro inmortal Azorín consiguió con su literatura atrapar el olor del vino y la esencia de lo alicantino, porque somos vino, siempre lo hemos sido y siempre lo seremos.
Todo esto y mucho más no se afirma desde el amor como alicantinos por nuestro producto. No surge de una visión aumentada y exagerada por defender una marca. Todo esto surge de la documentación almacenada en el Archivo Municipal de Alicante y de otros archivos nacionales e internacionales, de las crónicas de viajes, de los registros de carga de los libros portuarios, de las cédulas de compraventa de casas comerciales y del registro y control anual de una inmensa documentación que la Junta de Inhibición del Vino Forastero de Alicante desarrolló desde el 8 de enero del año 1510, gracias a un Real Privilegio emitido por el rey Fernando II de Aragón.
Una fecha que nos sitúa, por méritos propios, como la denominación de origen más antigua del mundo, por delante de demarcaciones como la Toscana, protegida por un decreto del Gran Duque Cósimo III de Médicis en 1716; Tokay en Hungría, gracias a un decreto del emperador Carlos VI en 1737, y, sobre todo, Oporto, autoproclamada primera denominación de origen del mundo por el Marqués de Pombal en 1756. Todas ellas, establecieron sus normativas de protección, variedades y calidad, 200 años después de que la Junta de Inhibición del Vino Forastero de Alicante marcase su territorio, legislara su base normativa y de calidad y comenzase su proceso de organización interna.
Esta ponencia pretende dar a conocer las claves que nos han servido para establecer este hito histórico que pretende resituar al vino de Alicante como una de las principales regiones históricas del Mediterráneo.
ALICANTE 1510.
A HISTORIC WINE REGION WITH THE MOST ANCIENT DENOMINATION OF ORIGIN IN THE WORLD.
Dr. Jose Luis Menendez Fueyo
MARQ Archaeological Museum of Alicante
Director of the Historical Commission of the CRDOP Wines of Alicante
Eladio Martín Aniorte
Manager of the CRDOP Wines of Alicante
Alicante has been a historic wine region in the Mediterranean with a past that dates back as far as 3,000 years to the wine presses of l’Alt de Benimàquia. Its growth in the following centuries was enormous, becoming a key strategic product that made us known and appreciated throughout the known world. At that time, and for several centuries, to say Alicante anywhere in the world was to immediately associate it with wine. From the New World, through old Europe to the East, beyond the Sublime Gate in Istanbul, our wine was spoken of and consumed with reverence.
A strong, intense, solid and structured wine, with sweet and warm aromas, thanks to the peculiar terroir of our orchard and exceptional climatic conditions, which generated a product that has been attested in Alicante since the 9th century B.C., passing through the Iberian world, the Roman Empire and reaching Islamic sources in the 12th century, It has travelled through the Iberian world, the Roman Empire and the Islamic sources in the 12th century. It has been in the courts of kings, on the tables of wealthy nobles, entered the homes of craftsmen and was drunk with joy in the taverns of towns and cities. To say Alicante was to connect with unalterable values such as tradition, good work, patience, work, affection, sensitivity and love for a well-made product.
To say Alicante was to associate it with a colour, as we do today with Bordeaux. Anyone, no matter how far away they were and even if they had never set foot on our land, seen its landscapes or drunk its wines, could understand and relate to us that intense, dark red of our grapes, full of strength, smell and passion for the land. To say Alicante was to proclaim the excellence of wines harvested naturally, without the need to fortify them, without alterations, where the excellence of our grapes, such as the Monastrell, offered a wine of such high alcohol content and quality that its transport in barrels all over the world, not only did not alter, but improved, becoming a product of obligatory consumption and enormously in demand.
Our wine, also the one from the Marina Alta, the Vinalopó or the one harvested in the inland mountains, has always been linked to the city of Alicante, being our main standard-bearer, just like Port, Bordeaux or Sherry are today. Our port concentrated a large part of the distribution of all Alicante wine, being one of the driving forces behind the exponential growth of the city of Alicante in the 16th, 17th and 18th centuries.
Its name and its value resounded loudly on the docks of the ports of London, Amsterdam, Antwerp, Hamburg, Marseilles and Boston, then the most important ports in the world. English, French and Italian wineries used its excellence and high quality to fortify their wines, which were weaker in character and which, curiously enough, we now recognise and praise as great historic brands.
It was recognised as ‘vi della Chantera’ by the merchants of the Medici family in 15th century Italy, it was the ‘Alikant wine’ for the exclusive palate of Queen Elizabeth of England in the 16th century and it was our ‘Fondillon’ for King Louis XVI in 17th century France.
With it, Shakespeare won the hearts of women in the ‘Merry Wives of Windsor’ in 1602; Alexandre Dumas wielded the sword of his prose in ‘The Count of Monte Cristo’; Hans Christian Andersen experienced and enjoyed the Spanish nights thanks to it and our immortal Azorín managed with his literature to capture the smell of wine and the essence of Alicante, because we are wine, always have been and always will be.
All this and much more is not stated out of love for our product as Alicante people. It does not arise from a magnified and exaggerated vision to defend a brand. All this arises from the documentation stored in the Municipal Archives of Alicante and other national and international archives, from the travel chronicles, from the cargo registers of the port books, from the sales certificates of trading houses and from the annual registration and control of an immense documentation that the Alicante Foreign Wine Prohibition Board developed since January 8, 1510, thanks to a Royal Privilege issued by King Ferdinand II of Aragon.
A date that places us, on its own merits, as the oldest designation of origin in the world, ahead of regions such as Tuscany, protected by a decree issued by Grand Duke Cosimo III de Medici in 1716; Tokay in Hungary, thanks to a decree issued by Emperor Charles VI in 1737, and, above all, Oporto, self-proclaimed the first designation of origin in the world by the Marquis of Pombal in 1756. All of them established their protection, variety and quality regulations, 200 years after the Junta de Inhibición del Vino Forastero de Alicante marked its territory, legislated its regulatory and quality base and began its internal organisation process.
This paper aims to present the keys that have helped us to establish this historical milestone that aims to reinstate Alicante wine as one of the main historical regions of the Mediterranean.