El final de la Edad del Bronce y los inicios de la Edad del Hierro en el Sudeste de la península Ibérica
Se analiza el territorio del Sureste de la península Ibérica durante la Edad del Bronce Final y la Edad del Hierro Antiguo, haciendo énfasis en la interacción entre poblaciones indígenas y fenicios, principalmente a partir del estudio de dos yacimientos arqueológicos: el asentamiento del Bronce Final- Orientalizante de Peña Negra (Crevillent, Alicante) y la colonia fenicia de La Fonteta (Guardamar) del Segura, Alicante).
Durante la etapa más avanzada de la Edad del Bronce Final, desde el siglo IX a. C., se detecta la fundación de nuevos asentamientos en la zona, claramente vinculados al área meridional peninsular. El más destacado de ellos es Peña Negra, ubicado en las estribaciones de la Cordillera de Crevillent, desde donde es posible controlar visualmente gran parte de la costa de Alicante. La importancia de este asentamiento está avalada por la presencia de numerosas importaciones de diferentes orígenes; por la existencia de un taller metalúrgico para la fabricación de armas, adornos y herramientas de tipo atlántico destinadas a la exportación; y por la aparición de una gran necrópolis de incineración situada en sus proximidades. Estos elementos, entre otros, dan una idea de la entidad de este asentamiento ya desde su etapa inicial, momento para el cual es posible proponer su carácter proturbano.
Desde mediados del siglo VIII a. C., durante el Hierro Antiguo –u Orientalizante– se observan cambios importantes y trascendentales, vinculados con la fundación del asentamiento fenicio de La Fonteta, en la desembocadura del río Segura. El impacto de su presencia se dejaría sentir en los principales asentamientos indígenas, especialmente en Peña Negra, ahora convertido en núcleo urbano, y que probablemente podemos identificar con la ciudad de Herna mencionada por Avieno.