Proyecto de Investigación Arqueología Agraria. Estudio diacrónico de la formación y evolución de los paisajes y las comunidades rurales del noroeste de la Península Ibérica
En la última década, el estudio de las comunidades campesinas ha irrumpido con fuerza en la arqueología medieval del noroeste peninsular. Las intervenciones en los espacios agrarios, en los despoblados medievales y las excavaciones realizadas en las aldeas habitadas han contribuido a generar una gran cantidad de información sobre un periodo, un espacio y un grupo social del que tradicionalmente apenas se tenían datos. Pero al mismo tiempo ha abierto nuevos interrogantes (metodológicos e interpretativos) que hacen replantearse de una manera más compleja este periodo histórico. En este aspecto, desde el equipo de investigación LLABOR (Laboratorio Rural de Historia, Paisaje y Patrimonio) se han venido realizando una serie de intervenciones en distintos espacios asociados a las territorialidades aldeanas, lo que ha implicado complejizar el concepto de “yacimiento”, así como el desarrollo de una metodología interdisciplinar que hemos venido aplicando en los últimos años en la zona de estudio. El proyecto conjuga diversos aspectos: por una parte, un profundo análisis del territorio y el paisaje, que incluye entre otros la prospección intensiva, los análisis SIG, la documentación de la toponimia y microtoponimia, el estudio de los parcelarios, las investigaciones paleoambientales, la atención a la composición química de los suelos, o los estudios micromorfológicos y sedimentológicos; en segundo lugar, el estudio de la cultura material, con intervenciones arqueológicas en los diferentes espacios del hábitat (zonas de cultivo y terrazas, espacios domésticos, necrópolis, espacios simbólicos de las comunidades), el análisis del patrimonio arquitectónico y las intervenciones constructivas en el paisaje de todo tipo, incluyendo la arquitectura vernácula. Asimismo, se ha trabajado en la relectura de las fuentes escritas, en el estudio y documentación del patrimonio etnográfico e inmaterial a través de las fuentes orales, y también se han desarrollado trabajos participativos con las comunidades rurales actuales, potenciando la socialización y conservación del patrimonio. Todo ello a través de un protocolo que hemos denominado Arqueología Agraria y que nos permite comprender los complejos procesos de construcción social del paisaje y los cambios a distinta escala que influyen en su articulación territorial y los desarrollos identitarios en los que se sumen las comunidades locales. Un protocolo que hemos aplicado (en distinto grado de desarrollo) en diversos microespacios de la Cordillera Cantábrica, en territorios que responden a realidades diferenciadas dentro de las dinámicas generales del noroeste de la Península Ibérica. Destacan las excavaciones de las aldeas habitadas de Villanueva (Santu Adrianu) y Vigaña (Miranda); las prospecciones intensivas de Ambás (Grau) y Ayande; los estudios de los espacios de montaña de Cangas del Narcea y el entorno del Camín Real de la Mesa; y los trabajos sobre arquitectura vernácula en la cuenca del Navia. Todo este trabajo ha generado una ingente cantidad de información, que si bien centrada en la evolución del espacio rural desde época altomedieval, ha permitido establecer algunas pautas interpretativas en la evolución y formación de los paisajes rurales desde la prehistoria reciente hasta la contemporaneidad.